UNA MAÑANA
Son las seis de la mañana, la playa por el “Chiles Pepper”, extrañamente limpia, sin botes, ni restos de pizzas ni bolsas de papas ni pedazos de tomates ni mitades de limones. Una pareja escribe su nombre en la arena mojada, quizá recién casados; más allá en la línea del horizonte, por atrás de la Isla Pájaros, se anuncia un amanecer dorado; ninguna ave vuela en el cielo de la Bahía, pero a ras de playa, dos Ostreros Americanos desayunan cochitos o topos de arena, son crustáceos pequeños como barrilitos, ahí viven, se entierran en la arena, cuando la ola regresa saca dos plumitas y atrapan su comida, pero es el momento que aprovecha el Ostrero y los captura con su enorme pico anaranjado. Estos dos andan muy activos, ya son adultos y para febrero-marzo empieza su temporada reproductiva.
Más adelante dos pescadores viejanos, esos de playa, se afanan en sacar algo para la sartén; uno de atarraya y el otro de anzuelo, “Como va la pesca”. Pregunto.
—Nada, el mar está seco; me doy por bueno con dos robalitos paleta para la frita. Responde el viejano del anzuelo.
Los Robalos se dan en zonas rocosas, gustan de comer cangrejos. Camino por la parte trasera del Hotel Hyde, en construcción, y según su dicho, son el último concepto en elegancia; recorro los 90 metros de frente de playa, donde proyectan construir escollera y muelle para una flota de motos acuáticas, de hacerlo, alterarán la corriente litoral y se intensificará la erosión de la arena que será tragada por el mar. Daños colaterales de lo que Andy Robinson cuestiona en su libro: “Turismo de Terror: diez antiviajes en América”.
En las escalinatas del acceso contiguo al Hotel Quijote, del ex-gobernador Quirino, hoy flamante embajador en España, dos ostioneros a pulmón (padre e hijo), se enfundan en sus trajes de neopreno y revisan el equipo; ahí es una zona de bancos de ostión de piedra, pero el oleaje es fuerte y pocos se arriesgan.
Los saludo y les deseo suerte. Subo por el acceso y salgo frente al edificio de CONAPESCA.
Una Mañana.
El Cochito (también le dicen Muy-Muy), saca sus dos plumas para atrapar el plancton cuando regresa la ola; momento que aprovecha el Ostrero para pescarlo con su potente pico anaranjado.
Se anuncia un amanecer dorado.
Estos son Cochitos, crustáceos abundantes en la zona de barrido de las olas, no miden más de 5 cm, ricos en proteínas, son también de consumo humano.
Playa frente al “Chilis Pepper”, extrañamente limpia.
Está es la torre de 30 pisas del Hotel Hyde, lo último en concepto de elegancia hotelera. Visto desde la playa.
Frente de playa del Hotel Hyde, son 90 metros donde proyectan construir escollera y muelle para flotilla de motos acuáticas. Un atentado al ecosistema.
Dos ostioneros a pulmón en una zona de oleaje fuerte.
Un recorrido por 10 destinos turísticos con prácticas depredadoras que agreden al ambiente natural y a los seres humanos.

