LOS CENOTES Y EL TREN MAYA

Hace 66 millones de años un meteorito de 8 km de diámetro, cayó en lo que hoy es Yucatán, formó un cráter de 200 km de diámetro, sumergido ahora a 1500 metros de profundidad bajo el agua de la Península. El cráter se llama Chicxilub; el impacto levantó una gigantesca nube de polvo que cubrió buena parte de la superficie terrestre, produciendo una crisis ecológica planetaria, colapsaron los grandes bosques por la escasa penetración de la luz, murieron los dinosaurios herbívoros, después los carnívoros. Los mamíferos, pequeños como ratas, también contribuyeron, se comían los huevos de los dinosaurios (desde entonces nos viene el hábito huevero), iniciaron su ascenso evolutivo. Pero a lo que voy (a veces gana la costumbre de profe de ciencias), es que el impacto generó un paisaje geológico poroso, de cavernas y cenotes por toda la región, se calculan 8 mil cenotes en Yucatán, interconectados entre sí y con el acuífero de 125 mil km2, conectado también con el mar por venas subterráneas. Ese acuífero es vital para la sobrevivencia humana en Yucatán.

Ahí en la región floreció la civilización Maya , durante el periodo 250-950 D.C. que se extendió por Centroamérica hasta honduras, donde dejaron las ruinas de la ciudad de Copán (ruinas que en 1839, el viajero y diplomático John L. Stephens, le compró en 50 dólares al dueño del rancho donde se levantaba la ciudad maya. Nunca se la pudo llevar a Nueva York). Pues bien, los Mayas desarrollaron una cultura muy ligada al inframundo y los dioses de la muerte, al cual se llegaba a través de los cenotes y cavernas; en los primeros, como el de Chichén Itzá, sacrificaba vírgenes púberes a sus dioses, en las segundas, construían templos, oratorios, altares. El inframundo era más valorado por los Mayas. En los trabajos iniciales del Tren Maya se descubrieron 40 cuevas con artefactos ceremoniales, después los Ingenieros guardaron silencio, pero se calculan 60 mil objetos arqueológicos recolectados.

Luego entonces, la construcción del Tren Maya, la obra cumbre con la que será recordado el Expresidente Andrés Manuel, además de dañar y fragmentar el Ecosistema de Selva (talar un millón de árboles no es poca cosa, aunque para el Arquitecto Rogelio Jiménez Pons, de Fonatur, es “pecata minuta” y nos ilustró con su filosofía depredadora: “No ganamos nada como país con tener jaguares gordos y niños famélicos”), afectará de manera grave el inframundo Maya; pero si a usted no le importan las ruinas arqueológicas, si tiene que importarle la contaminación del acuífero, se calculan que montados en el tren maya (si es que tiene éxito), llegaran 12 millones de turistas al año, incluso ya se han detectado cenotes contaminados.

Ahora bien, asómbrese de la creatividad de los empresarios turísticos, el multimillonario Miguel Quintana Pali, dueño del Parque temático Xcaret (también es propietario de las ruinas arqueológicas y los cenotes que contiene, cuando se supone son bienes nacionales y patrimonio de la humanidad), acaricia el proyecto de construir túneles, verdaderos ríos subterráneos de agua turquesa que se conecten con todos los cenotes de la región, para que intrépidos turistas practiquen el buceo en el inframundo maya; así resuelven el problema de la contaminación del agua superficial; los llevan a viajar por el inframundo y si son turistas necrófilos, les prepararán un viaje por el mundo de Xibalbá, el reino de los muertos.

El Tren Maya lo construyó la empresa francesa Alstom-Bombardier, tuvo un costo de 500 mil millones de pesos (medio billón), los principales beneficiados serán los grandes corporativos internacionales del negocio turístico. ¿Y los pueblos y comunidades de indígenas mayas y mestizos?. Bien gracias. Serán meseros, botones y guardias de seguridad. Punto.

El viaje por el inframundo del Rey Pakal de Palenque. Es el Xibalbá, el reino de los muertos, del miedo y terror. A esa experiencia quieren llevar a los turistas en su paseo por los canales subterráneos. Pakal parece sentado en un artefacto con propulsión, se especuló que era una nave espacial.

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