EL EFECTO NARAYAMA(Un cuento de la Pandemia)

Los viejos andamos como Si

Nos hubiera cagado Dios.

  • (Modificado de M. Glez Prada).

El gabinete de Sanidad se reunía todos los viernes; los asesores, nerviosos, con tapabocas y sus Latops abiertas. En pantallas relampagueaban gráficas y tablas. Eran los días aciagos del azote COVID.

--“Señor Presidente, van 9500 muertos y 85 mil contagiados”.  Sin esperar respuesta, agrega: “en los EEUU van 100 mil fallecidos y un millón 700 mil contagios. Aquí en México, de cada 100 infectados se mueren 10”. Quien Habla es el Ministro de Salud.

--¿”Ya están las Estampitas del “Detente”?. Pregunta el  Señor Presidente. “Hay que repartirlas, dan fortaleza espiritual”.

--“Listas, le pusimos la imagen de  La Niña Teresa, “la Santa de Cabora”, ya ve que fue antiporfirista. La frase quedó: “Detente Virus traidor; del COVID saldrá vencedora, nuestra Santa de Cabora”, fue idea de Paco Taibo”.

--“Disculpen- toma la palabra Gatella, el subministro de salud- ya recorrí todos los hospitales del país y tengo la lista de lo que necesitan: 1500 ventiladores, por lo de la neumonía, 1500 monitores, 1200 equipos portátiles de RX, 500 ultrasonidos, contratar personal, cuando menos 5 mil enfermeras, 1000 inhaloterapeutas….”

Lo interrumpe el Señor Presidente.

--Detente, párale. No hay plata.

--¿ Y lo que se ha ahorrado?. Replica el Subsecretario.

--Es virtual, dinero de saliva, se ahorró porque en vez de comprar 500 toallas de baño se compraron 50 y así con todo; pero el dinero no está en líquido.

Levanta su Latop uno de los asesores, y pide atención

--“Aquí en mi compu, tengo las publicaciones más recientes de las revistas biomédicas de mayor prestigio. Muestra la pantalla y lee los títulos: The New England Journal of Medicine, The Lancet, JAMA, BMJ y Annals of Internal Medicine”.  Pronuncia un inglés correcto, con tono tepiteño, que lo hace encantador.

--…”Y, continúe Dr. Torres, por favor”.  Pide el Ministro de Salud.

--“De toda la información sobre síntomas, cuadros clínicos, tratamientos, etc., lo que nos debe interesar para fines prácticos y política de gobierno, (aquí engola la voz)  son los índices de mortalidad, veamos: de toda la población contagiada, muere el 2.3%, pero si analizamos por grupos de edad, los de la llamada tercera edad (65-79 años) muere el 9%; y los de la cuarta (80 en adelante) fallece el 15%, en promedio el 12% de viejos se mueren…

--“En concreto Torres ¿Qué propone?”. Le cuestiona el Señor Presidente, ya con bastante interés.

El Dr. Torres Kazuga, economista, de los pocos egresados de la Universidad de Tokio, aclara la garganta.

--“El Efecto Narayama, Señor Presidente. Es una solución que viene de la milenaria sabiduría japonesa: en una aldea de campesinos en las faldas de la montaña Narayama, sobrevivían con una pobre agricultura de arroz, papas, caza y pesca raquítica; los inviernos eran duros y las hambrunas muy perras, por lo que el Consejo de aldeanos acordó un principio básico de sobrevivencia: toda persona que llegara a los 70 años, de manera voluntaria y sin chistar se montaría en andas de su hijo mayor, subiría a la cima y se entregaría al Espíritu de la Montaña, ahí moriría de sed, hambre, frío o devorado por las bestias. De esa manera, habría una boca menos que alimentar y la aldea conservaría su equilibrio social. Ese es el Efecto Narayama, Señor Presidente; pero aquí en México se entregarían al Espíritu del Virus.

--“Pero eso es imposible, nosotros somos humanistas…” Intenta argumentar el Ministro. Pero el asesor ya encarrerado, le sigue.

--Déjeme redondear la idea: En México el INEGI calcula 10 millones de viejos para el año 2020, si se deja correr el contagio, aunque claro hay que repartir las estampitas del “Detente”, moriría el 12% de esa población, es decir, un millón doscientas mil viejitos, casi la misma cantidad de muertos durante la Revolución Mexicana o Tercera Transformación; con lo cual se ahorraría, nada más en los apoyos del 68 y más, la cantidad de tres mil millones de pesos”.

--“Aprobado, hagan los ajustes y repartan las estampitas de la Santa Teresa de Cabora”. Ordenó el Ejecutivo.

Y se aplicó “El Efecto Narayama”, pero nadie se acordó que el Señor Presidente era de la tercera edad y en una de sus giras de abrazos y besos, adquirió el contagió y se lo cargó  el “Espíritu del Virus”. Fin

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NOTA 1. No todo es ficción, las revistas científicas son ciertas, The Lancet y JAMA, en su número de marzo de ese año, publicaron artículos muy interesantes sobre el coronavirus en China; las estampitas fue una broma del Presidente. La idea es reflexionar en los riesgos de equivocarse y poner en peligro a la población, sobre todo a nosotros, los entrañables viejitos de los cuentos. Y por último, invitarlos a bajar la película “La Balada de Narayama”, es un clásico japonés está en la red). No hay de qué.

NOTA 2. Las autoridades de salud, registraron un dato sorprendente: 24 ancianas y 31 ancianos, mayores de 100 años, vencieron al fatal Coronavirus, el más viejo fue de 116 años que reportó el Hospital de Alta Especialidad Juan Graham Casasús de Villahermosa, Tabasco, el 9 de abril del 2020.

La Balada de Narayama. Los ancianos de 70 años, son abandonados en la cima de la Montaña Narayama, donde morirían de hambre o antes los devoraban las bestias salvajes. Fue un acuerdo del Consejo de Ancianos, debido a las condiciones de hambruna en el pueblo. El hijo mayor debía cargar a la madre o al padre anciano y abandonarlos en la soledad de la montaña.

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