CULTURA MUNICIPAL: EL BARRIO COMO CÉLULA (lectura dominical)
“El tlatoani del barrio
era de la Lagunilla tenía su pandilla
y su territorio delimitado
bailaba cha cha chá y mambo
y el nuevo ritmo del rok and roll
era feo y al box le hacía
en cada vecindad tenía el amor
y la amistad de la hija, la madre
y la portera…
Café Tacuba
Es una rola de los Tacubos con la cual delimita una zona específica de la ciudad: el barrio como territorio de identidad cultural, de solidaridad, de barricada cultural contra los agentes externos. En todas las ciudades hay siembra de barrios; aquí en Mazatlán, uno recorre las colonias y siente donde hay espíritu de barrio: en la colonia Bahía, detrás de la Iglesia Guadalupana, hay una cerrada y al fondo una imagen santa, ahí comulga la gente de la calle, en la fe, en la amistad, en la identidad; en la Colonia Azteca, alrededor del local donde se reúnen “los Viejitos”, Cecia, Lupita, Don Ole (actual Presidente de los de la “Tercera Edad”) y otras compañeras, han construido espíritu de barrio; ahí celebran los aniversarios de la Colonia, organizan actividades culturales para los niños y se platican los avances en la lucha por regularizar sus predios.
En una sección de la Pino Suárez, el llamado barrio de la calle 14 de febrero, un caserío arracimado a lo largo de las vías del tren, justo en el lugar donde operaban el Sodoma y Gomorra mazatleco, llegaron y se quedaron inmigrantes del centro del país; el factor de unidad es la identidad étnica y una nopalera comunitaria, todos son de Oaxaca: Onelia nos habla en zapoteco, Fidela nos ofrece tamales cargados de hierba santa, Doña Martina es como la Mamá Grande, está ciega, pero todos la cuidan. Hace un tiempo, varios años, cuando pasé por ahí, la “Tlatoani” era Karen, una enorme muchacha de pelos verdes que estudiaba en la Universidad y decía con orgullo: “Soy Consejera Técnica”. Ella era la vocera del barrio, la tlatoani, que cantan Los Tacubos. Ya todos son porteños, aquí se casaron y tuvieron a sus criaturas. Dicen que pueden hacer una mini Guelaguetza, festejo que las identifica en pleno, ya que significa cooperar.
Pivotear en la cultura de barrio, en la cultura comunitaria, fue una propuesta importante al inicio del Gobierno de la 4T, la hizo Esther Hernández, Directora General de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura federal y avisó que había recursos para apoyar a los Municipios, tanto en infraestructura y equipamiento. La idea fundamental era utilizar la cultura como una herramienta de transformación social, fortaleciendo el tejido comunitario desde la base. Al parecer no le tomaron la palabra.
La cultura es cultivar el espíritu, es alegrarnos con un amanecer y con las estrellas del anochecer; es darle sentido a nuestra vida; la cultura es gozar de las creaciones humanas. Me imagino a Karen, la de los pelos verdes, en un taller de poesía, leyendo en voz alta el poema “Los amorosos” de Jaime Sabines; o un grupo de mujeres, dirigidas por Lucía Zapien, representando “La casa de Bernarda Alba” de García Lorca, allá arriba, en las colinas de la Flores Magón. El anterior jefe de la cultura en el Puerto, le daba por la ópera y dramas de los Nibelungos; el actual… ese, batea la pelota con los Venados. Algún día será.
En su buscador escriba lacuartilla.com y accederá al portal donde se alojan las publicaciones de “La Cuartilla”. Ahí nos leemos.
Dos viejos camaradas viejos. Ambos somos Fierro. Camilo recién cumplió 79 años y va por más.
La Profesora Heidy González, invita al Festival en apoyo a los desplazados de la Comunidad de las Iguanas. Desde las tres de la tarde del Domingo 9 de noviembre en la Plazuela del Burro, Mazatlán. Si tiene medicamentos y ropa de invierno, será bienvenida. Ahí nos vemos.

