CHIFLAR: IDENTIDAD Y RESISTENCIA

“Tres silbidos cortos y seguidos alertan que hay presencia de la migra, mientras tres largos significan que los agentes ya están deteniendo a personas. Estos sonidos se escuchan en Nueva York, Chicago, Charlotte y Los Ángeles”. Eso informan los corresponsales David Brooks y Jim Cason. El chiflido como resistencia contra la política cruel e inhumana de Trump, que de manera inexplicable votaron por él los blancos pobres y también los negros pobres; igual que en el Brasil cuando Bolsonaro ganó con los votos de los negros evangélicos y en Argentina las clases medias empobrecidas le dieron el triunfo al ultraderchista Milei. “La Venganza de los Bastardos”, lo llama el Sociólogo brasileño Jessé Souza.

Pero volvamos al chiflido; hay un pueblo en Tlaxcala, se llama San Juan Totolac, ahí la forma de comunicación, tanto en el pueblo como en las barrancas y cañadas, es el chiflido, El Lenguaje del Viento”, lo nombra el documentalista y fotógrafo Gonzalo Pérez; El chiflido es una parte importante de la fiesta del Santo Patrono, Juan Bautista, donde aparecen “Los Mahomas” personajes que danzan, chiflan e interactúan con el pueblo. El silbido es una tradición, que aún se mantiene, a pesar de la invasión del celular.

Ahora ese hábito chiflador de los latinos se ha convertido en una arma de resistencia en los barrios de las grandes ciudades gringas; tal que miles de activistas lo han masificado, haciendo acopio de miles de silbatos y los distribuyen en los vecindarios; los prefieren de color naranja, como la greña rala de Trump.

En Chicago, Baltazar Enriquez, sale temprano de su barrio La Villita, junto con una brigada de silbateros, si detectan la entrada de una patrulla de la migra, dan la señal de alerta, tres silbidos cortos; si empiezan a detener hermanos migrantes, arman la chifladera larga, la gente se amontona, los carros tocan el claxon, les gritan a los agentes. Así han logrado salvar a muchos migrantes. Baltazar tiene miles de seguidores.

“No tenemos armas. Todo lo que tenemos es un silbato”, dice Enríquez. “Eso se ha convertido en un método que ha salvado a personas de ser secuestradas y arrestadas ilegalmente”. Afirma a quien se la considera “inventor” de esa táctica de alerta y resistencia.

Y tan se ha puesto de moda el chiflido, que Leonardo DiCaprio lo utiliza en una escena de su última película “Una batalla tras otra”. Dice que lo aprendió con jardineros mexicanos, que la ayudaron a plantar cactus en su finca, “Así nos comunicábamos”. Dice el guapo Leo. Es el chiflido latino, identidad y arma de resistencia.

Baltazar Enríquez con silbato naranja colgado, sale con su brigada hacer rondines por los barrios de Chicago. Con el puro silbato han logrado salvar a muchos migrantes de ser capturados por la migra. El chiflido de piropo enamorado a instrumento de resistencia.

Leo DiCaprio, usando el chiflido latino en su última película: “Una batalla tras otra”. Lo aprendió de migrantes mexicanos que trabajan en su finca de jardineros.

“Mahomas” Los personajes de blanco. Le ponen alegría a las fiestas del Santo Patrono San Juan Bautista de San Juan Totolac, Tlaxcala. Lo integran los mejores chifladores de la comarca. Se comunican exclusivamente con silbidos.

Gonzalo Pérez. Fotógrafo y Documentalista, realizó el documental sobre el pueblo de chifladores San Juan Totolac, Tlaxcala. “El Lenguaje del Viento”.

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